Ahora que se ha puesto de moda (es un decir) el teletrabajo o simplemente te vas a tener que quedar encerrado en casa una temporada por la cuarentena del coronavirus, quizás te sirvan unas pautas de vida que hemos desarrollado a los largo de años de práctica y que nos van muy bien.
Pero primero, una breve introducción. Hace 4 años que cerramos la oficina de Global Mente y desde entonces trabajamos desde casa. ¿Por qué la cerramos? Bueno, en general nos dimos cuenta de que mantener la oficina abierta nos costaba un dinero que no nos sobraba por lo que, visto que nunca venía ningún cliente a visitarnos porque siempre eran todos a distancia, pues decidimos ahorrarnos el gasto, con el ahorro adicional en transportes y tiempo de cada cual.
Así que, aunque la oficina molaba, y ver a los compañeros a diario también era agradable, dimos el paso de cerrarla, trabajar desde nuestras casas y vernos en persona «de vez en cuando».
Pero ¿cómo organizarte el trabajo?
Si tienes que trabajar desde casa lo mejor es no improvisar demasiado y tener la menos un plan básico inicial. Esto es lo que nos funciona a nosotros.
1.- Prepara un entorno de trabajo dedicado
Lo ideal es tener una habitación dedicada para ello, o al menos un rinconcito con una mesa y tu ordenador o lo que sea que uses. Evidentemente habrá quien no tenga sitio y tenga que trabajar en la mesa del salón o en el peor de los casos en el sofá, pero procura buscarte un sitio que a la larga signifique «trabajo» para ti.
Es importante que tu mente se ponga en modo «trabajar» cuando te sientes allí, porque si trabajas donde descansas o ves la tele, lo normal es que acabes perdiendo el tiempo en las redes sociales o viendo series en tu tiempo de trabajo, lo que suele acabar en desastre.
2.- Ponte un horario y objetivos diarios
Al trabajar en casa se corren dos peligros a medio y largo plazo:
El primero es que se te vaya el tiempo y no consigas rendir, por lo que pasen los días y semanas y de repente digas ¿pero qué estoy haciendo? ¿cómo no he conseguido X?
El otro extremo es que acabes trabajando las 24h del día todos los días, lo que es más habitual en el caso de los autónomos (si no trabajas no facturas). Si no vas muy sobrado de dinero no es raro que tengas la tentación de trabajar «un ratito más» o de «echar la tarde del sábado ya que no vamos a salir».
Hay que organizarse, empezar y terminar a unas horas y además no perder de vista el seguimiento de objetivos diario o semanal.
3.- Vístete como si fueras a la oficina
Esto puede parecer una tontería, pero tiene dos beneficios: por una parte acostumbras a tu mente a que estás «en modo trabajo» y por otra, no pierdes la costumbre de vestirte presentablemente.
Eso sí, nosotros nos damos el lujo de estar en zapatillas, porque tampoco hace falta andar por casa con los zapatones de la calle. 😉
4.- Prográmate descansos
Esto te permite dos cosas:
Por una parte el poder concentrarte en el trabajo sabiendo que luego vas a descansar y tendrás tiempo para ocuparte de ese asunto que no es de trabajo (whatsapp, redes sociales, buscar nosequé en San Google…)
Por otra, hay que descansar tanto la vista como el resto del cuerpo a nivel postural. Levántate, estírate, mira por la ventana un rato, anda por la casa y cosas así. Hay ejercicios a patadas por ahí y si ya trabajabas en una oficina seguro que has pasado un curso de prevención de riesgos laborales (rescata la documentación de la papelera o donde la archivases)
¿Cada cuánto descansar? Eso ya depende algo más de cada cual, pero a mi en concreto me funcionan muy bien los pomodoros (periodos de 20 minutos) para tareas complicadas y los periodos de 50 minutos para temas más light. Normalmente programo un aviso en el móvil o en la aplicación de reloj de Windows.
Eso sí, a veces necesita concentración y «el tiempo que haga falta sin que me molesten». Pero no debería ser una cosa general.
5.- Relaciónate con tus compañeros
Y no es sólo por por temas de trabajo, cosa necesaria y conveniente, sino que si has tenido buen ambiente con ellos, ¿porqué no comentar otros temas aparte?
Tampoco es para estar todo el día de cháchara, pero esos detalles te hacen el día a día más ameno.
Y ¿cómo llevar una vida de reclusión en casa?
Bueno, esto depende más de la personalidad de cada cual y de lo que tenga que hacer, porque evidentemente no es lo mismo estar entretenido todo el día trabajando que no tener nada que hacer, pero en cualquiera de los dos casos:
1.- Defínete una rutina de vida
Es conveniente tener cierta rutina definida, porque si dejas que todos los días sean iguales la vida se va haciendo monótona y puedes acabar en una depresión o al menos desanimado. Así que más allá del horario diario no está mal que los días sean diferentes pero de una forma predecible, también con esa separación dia normal / fin de semana.
Puede venir muy bien distribuir a lo largo de la semana ciertas tareas o «hitos»: hacer un rato de limpieza los lunes, ir al supermercado los miércoles, reservar un rato para ver nosequé serie los jueves, etc., etc., de forma que las semanas tengan cierto sentido y estés deseando que llegue el día X porque haces algo que te gusta (o temiendo que llegue el Y por lo contrario.)
2.- Haz ejercicio
Hay que evitar atocinarse, así que es necesario dedicar un tiempo diario a hacer ejercicio. Esto mejorará tanto tu salud como tu estado de ánimo, por lo que es una de las partes fundamentales de la rutina diaria, aunque no le dediques mucho tiempo.
¿Cómo hacerlo en casa?
Yo personalmente uso una bici estática para el cardio (media hora a ritmo muy suave, siempre procuro hacerla viendo la puesta de sol desde el balcón o si se me pasa la hora por tema de trabajo viendo una serie en el ordenador.) También tengo una antigua tabla de ejercicios de calistenia de la Armada, pensada para mantener a los Infantes de Marina en forma durante las travesías en barco, así que es muy práctica para espacios reducidos, pero hay mil formas más de ejercitar el resto del cuerpo.
Asun prefiere el Pilates (que tengo que probar) y andar por la calle, aunque ahora no sale por la cuarentena y acabará haciendo bici estática también.
3.- No uses la comida para gestionar la ansiedad
Este es un clásico de toda la vida: si estás metido en casa, agobiado porque no sales, preocupado porque vamos a morir cienes y cienes de veces por el virus y temiendo la quiebra de tu negocio o de la empresa para la que trabajas, no es raro que acabes asaltando la nevera (¡o los Doritos!) a cada rato. Mala idea.
A mi me funciona mejor haber sustituido la visita a la nevera por hacer 10 flexiones. No me he puesto en forma, pero se me pasan las ganas de comer al momento xD
4.- Mira por la ventana de vez en cuando
El mundo es muy grande y nosotros muy pequeños, lo que a veces me ayuda a relativizar los problemas (en 100 años todos calvos). Ver el cielo, las nubes, los pajaritos, la gente por la calle (ahora menos), los edificios… es una ayuda.
Y la luz del sol te viene muy bien tanto a nivel mental como a nivel físico.
Otra cosa es que tu casa de toda a un patio interior o a una vista de mierda… ahí no sé qué decirte, para qué te voy a engañar.
5.- Y aprovecha para aprender algo útil
Internet está lleno de cursos de formación online, tanto gratis como de pago, así que puedes dirigir este esfuerzo en cualquiera de estas tres direcciones:
- Algo que te mejore a nivel profesional: nuevas habilidades o mejorar las que ya tienes.
- Algo que te mejora a nivel personal: idiomas, historia, literatura, filosofía, técnicas de relajación… o de supervivencia.
- O un nuevo hobby, útil o inútil: tocar un instrumento, ver series o pelis antiguas, pintar maquetas, dibujar, hacer pajaritas de papel, viciarte al candy crush… yo que sé.
Conclusión y última recomendación
En fin, que estar en casa puede ser un rollo y una pérdida de tiempo o te lo puedes plantear como una oportunidad para mejorar tu vida. Te recomiendo esta última, pero ten siempre en cuenta que esto es un juego a largo plazo: hay que empezar suave, plantear objetivos realistas e ir siguiendo su consecución periódicamente.